miércoles, 4 de agosto de 2021

¿Hemos retrocedido? Acerca de los hechos del 03-08-2021 en el Campín

Quiero confesar que me siento muy triste y vengo a desahogarme. Ya sé que la violencia siempre ha estado presente en el fútbol colombiano, pero siento que ayer, 2 de agosto de 2021, en el partido Santa Fe vs. Nacional, retrocedimos muchos años. Varios heridos, un hombre que estuvo a punto de ser asesinado, los hinchas del equipo visitante  invadiendo la tribuna familiar para atacar a golpes a todo el mundo, sin importarles que hubiera ancianos y niños, madres pasando a sus hijos por los separadores para intentar ponerlos a salvo, los de la barra local invadiendo la cancha para enfrentar a los visitantes y defender a los de la tribuna familiar…

Siento como si hubiéramos vuelto a esa época oscura de finales de los 90. En unos minutos se borraron pasos enormes que se habían dado frente a esa problemática. ¿Recuerdan la época en que la gente tenía miedo de llevar niños al estadio? ¿Recuerdan cuando había rejas que separaban las tribunas de la cancha? ¿Recuerdan cuando todas esas cosas empezaron a cambiar, que quitaron esas rejas, que empezaron a hacer campañas para que las familias volvieran al estadio? Yo recuerdo la alegría que sentí la primera vez que pude ver un partido sin esas horribles rejas, se sentía como estar en un nuevo mundo. Y recuerdo cuando empezaron a llegar más y más familias que se atrevieron a compartir una tarde de fútbol. 

Me duele mucho que todo esto esté ocurriendo. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Será posible que algunas de las medidas que se habían retirado vuelvan a implementarse? 

Me da rabia que mucha gente reduzca todo a una asociación supuestamente lineal e inquebrantable entre fútbol y violencia. El fútbol no es violencia. Los humanos somos los violentos y le metemos violencia a absolutamente todos los aspectos de nuestra vida, sobre todo cuando se trata de defender un gusto, una opinión o un ideal. 

El fútbol es un deporte que a muchos nos mueve fibras más allá de una simple diversión. Para muchos el amor por un equipo no es una cuestión de simple gusto. Muchos tenemos historias detrás de esa afición, que nos aferran a un equipo y nos hacen amar ese deporte. Historias de familia, de tradición, de buenos momentos, de recuerdos de infancia y de emocionantes momentos a lo largo de nuestra vida. 

Espero que todo esto quede tan solo como un horrible recuerdo y que lo que venga ahora no sea un retroceso, sino una motivación para continuar el camino que se venía recorriendo. Espero que los heridos de ayer puedan recuperarse pronto. Espero que esos niños que presenciaron ayer esa noche de horror pronto puedan recuperarse psicológicamente. Y espero que el fútbol en Colombia no vuelva a tener una noche así.

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